La Prehistoria se ha definido convencionalmente como aquel período de extensión temporal que precede al período en ue surge la lectoescritura en las sociedades más complejas, con presencia de estratificación social y organización política correspondiente a un estado administrativo y teocrático, por el umbral del 6.000 antes del presente.
Sin embargo, hay que llegar ser honestos. Deslindar la Prehistoria no supone solamente modelarla como un espacio temporal, y en consecuencia, histórico. Debemos enfrentar a la Prehistoria humana como un campo de construcción de conocimiento inter, trans y multidisciplinar, situación ue constituyen a "la prehistoria" como un "problema", es decir, como una situación problemática que requiere de enfoque metodológicos y problemáticos diversos para su reconstrucción verocímil y científicamente solvente. Cuando nos aproximamos al "problema" de la prehistoria humana, es decir, de los albores de la humanidad, este campo problemático tiende a ser cruzado por paradígmas poderosos y predominantes en las ciencias contemporáneas, como el evolucionismo morganiano ( Lewis Henry Morgan, antropólogo norteamericano del Siglo XIX), situando a nuestros ancestros en un lento y profundo transe entre el salajismo y la barbárie. No obstante, y más allá de la propia herecia de la teoría de la evolución, la Prehistoria debe comprenderse en sí misma, intentanto develar el valor de los logros culturales y sociales de nuestros más antiguos, más allá de opacarlos por su presunto "primitivismo".
En consecuencia, la construcción y comprensión de la Prehistoria requiere de una visión amplia, que acepte también la diversidad y la riqueza multicultural, y que comprenda que la diversidad de la adaptaciones ecológico culturales de los homínidos, en sí misma, son expresiones de gran versatilidad y sofisticaciones dentro de su propio ámbito.
La Prehistoria no es, creemos, un campo problemático construido exclusivamente por el aporte de los paleoantropólogos o los asqueólogos. Es un espacio que requiere de una visión desde las Ciencias Históricas, para alcanzar aquella visión holística y humanizadora que nos aproxima a un pasado que se situa en espacios temporales y culturales más cercanos que en los que nuestra escaza comprensión los sitúa cotidianamente. Por esto, Prehistoria no es sinónimo de Arqueología, así como el presunto pasado "arqueológico" no representa todas las esferas de la realidad histórica y cultural de nuestros ancestros prehistóricos. Esto es más que un juego de palabras, es un desafío que nos impone las ciencias humanas por no parcelar la construcción de la Prehistoria Humana.
Sin embargo, hay que llegar ser honestos. Deslindar la Prehistoria no supone solamente modelarla como un espacio temporal, y en consecuencia, histórico. Debemos enfrentar a la Prehistoria humana como un campo de construcción de conocimiento inter, trans y multidisciplinar, situación ue constituyen a "la prehistoria" como un "problema", es decir, como una situación problemática que requiere de enfoque metodológicos y problemáticos diversos para su reconstrucción verocímil y científicamente solvente. Cuando nos aproximamos al "problema" de la prehistoria humana, es decir, de los albores de la humanidad, este campo problemático tiende a ser cruzado por paradígmas poderosos y predominantes en las ciencias contemporáneas, como el evolucionismo morganiano ( Lewis Henry Morgan, antropólogo norteamericano del Siglo XIX), situando a nuestros ancestros en un lento y profundo transe entre el salajismo y la barbárie. No obstante, y más allá de la propia herecia de la teoría de la evolución, la Prehistoria debe comprenderse en sí misma, intentanto develar el valor de los logros culturales y sociales de nuestros más antiguos, más allá de opacarlos por su presunto "primitivismo".
En consecuencia, la construcción y comprensión de la Prehistoria requiere de una visión amplia, que acepte también la diversidad y la riqueza multicultural, y que comprenda que la diversidad de la adaptaciones ecológico culturales de los homínidos, en sí misma, son expresiones de gran versatilidad y sofisticaciones dentro de su propio ámbito.
La Prehistoria no es, creemos, un campo problemático construido exclusivamente por el aporte de los paleoantropólogos o los asqueólogos. Es un espacio que requiere de una visión desde las Ciencias Históricas, para alcanzar aquella visión holística y humanizadora que nos aproxima a un pasado que se situa en espacios temporales y culturales más cercanos que en los que nuestra escaza comprensión los sitúa cotidianamente. Por esto, Prehistoria no es sinónimo de Arqueología, así como el presunto pasado "arqueológico" no representa todas las esferas de la realidad histórica y cultural de nuestros ancestros prehistóricos. Esto es más que un juego de palabras, es un desafío que nos impone las ciencias humanas por no parcelar la construcción de la Prehistoria Humana.
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